Montserrat

Muchos turistas que visitan Barcelona por primera vez no saben que la importancia de algunas atracciones no está ligada solo a su monumentalidad y formas impresionantes, sino también a su historia y connotaciones para la cultura e identidad locales. Un caso donde esto se evidencia de forma especial es el santuario y basílica de Montserrat, y por eso es tan importante la explicación extra que se le puede dar de este lugar a los visitantes.

Quien viene de fuera al llegar al lugar pueden solo ver una montaña más, pero los locales crecen cantando los himnos de alabanza a la virgen de Montserrat que se perpetúa como el símbolo de una tierra y una cultura.

Montserrat

No faltan los místicos que han analizado matemáticamente las coordenadas geográficas de la montaña y estudiado la geometría con que se enlaza con otros lugares sagrados de Europa. Realmente se trata de una impresionante formación geológica que data del terciario, más de 60 millones de años atrás, cuando la gran mayoría de lo que se conoce hoy como Catalunya estaba bajo agua y en el lugar que se sitúa la montaña de Montserrat había una cuenca de un mar interior alimentada por diversas corrientes que le conectaban al océano.

Al producirse los grandes eventos geológicos y el movimiento de las placas tectónicas que le dio surgimiento a todo el Pirineo, apareció también Montserrat, pero aún bajo agua, lo que permitió que continuase siendo erosionada por las corrientes que le imprimieron su peculiar forma actual.

Moreneta

Hoy Montserrat se levanta con sus extrañas formas en el horizonte de la plana del Llobregat, con perfiles en los que algunos reconocen los dedos de Dios, o formas humanas y animales. Un lugar impresionante, con múltiples leyendas locales, donde las creencias en una diosa femenina, maternal relacionada con la tierra, se fusionaron con la religión cristiana y los cultos marianos. Una de las pocas vírgenes negras de Europa, alias “la moreneta”, lleva en su regazo al niño Jesús quien a su vez sostiene una piña, símbolo de fertilidad y bendice con la otra mano. Los mitos paganos se funden con el cristianismo y nos recuerdan que esta montaña era centro de culto desde mucho antes que arribaran los primeros monjes católicos.